lunes, 27 de septiembre de 2010

Don Ramón Alberto Hernández



Hablar auque sea un poco de Ramón Hernández, debemos comenzar diciendo que buena parte de la espeleológica moderna en Venezuela se le debe a él. Fue un hombre polifacético; Naturalista, Músico, (Trompetista), Deportista (uno de los primeros ciclistas del país), Fotógrafo de la naturaleza, Pintor y escritor. "Soy un hombre polifacético," decía él con sonrisa y picardía en los ojos, burlándose de la vejez que trata de imponerse con sus más de 80 años de vida (cumplió 82 años febrero 18 del 2008) y por supuesto un gran espeleólogo.

"A mi no me ponían atención porque yo no era doctor, pero leía muchísimo," conservaba cuidadosamente organizados una inmensa información explicó durante una de varias entrevistas. Hay que decir que Ramón era también una rara especie de bibliotecario e historiador puesto tenia cuidadosamente organizados y archivados, una gran cantidad de recortes de periódicos y reseñas publicadas acerca de esos temas que le apasionan: la exploración e investigación del patrimonio tanto natural como cultural del país.

Conservaba celosamente sus notas y las transcripciones de "Mis Recuerdos Espeleológicos," como los llamaba él, donde describió con detalle su visita y exploración de más 195 cuevas en el país, "sin contar las de menos de 3 metros." De muchas de ellas no existirían detalles cartográficos sin el empeño de Ramón.”

Guardaba con mucho celo la obra prima del Dr. Eugenio de Bellard-Pietri, el Atlas Espeleológico de Venezuela (1969). Quien lo dedico, con las siguientes palabras: “Para Ramón Alberto Hernández, espeleólogo extraordinario, hombre admirable y valioso, fiel amigo. A ti debo, Ramón, gran parte del material de este libro, que sin tu ayuda hubiera sido bien pobre en detalles. Con el afecto de tu amigo de siempre, que te admira y estima, Eugenio. Caracas, 2 de enero 1970." En su Breve Historia de la Espeleología en Venezuela (1997), de Bellard incluye a los hermanos Hernández, Ramón Alberto y Jesús Adolfo, entre los precursores de la espeleología en el país.

Como dato curioso en el año 1954 se le ocurrió la idea de poner una cruz en el Pico Naiquatá. En sus viajes por Venezuela había visto que los cerros más altos tenían sus cruces pero el Ávila carecía la suya. El mismo fabricó la Cruz en el Colegio El Buen Pastor, con tubos que sobraban de una obra de construcción. Buscó compañeros, también un joven sacerdote español que quedó encantado con la idea, y fueron todos al pico. "Cada quién cargó su poquito." Y así desde entonces esta la Cruz del Pico Naiquatá, un legado más de Ramón.

Ramón fue para muchos espeleólogos la consulta obligada para el desarrollo de los trabajos en las distintas cuevas en Venezuela. Salir de exploración con él era estar en una clase magistral durante todo el viaje. Los que tuvimos esa dicha lo recordamos como un gran compañero.